EL HUECO

Este blog como lo indica su nombre, es un hueco por el que trataré de filtrar información que la tiranía que ejercen los medios con su uniformidad de mensaje, no nos permiten conocer y menos aún analizar. Espero que en esta lucha no esté solo, ya que siento la obligación moral de hacerla igual. Mandame tus notas, comentarios, opinines, cualquier colaboración en esta línea es de vital importancia. Hoy como nunca los medios nos tapan la información con más información. Por ello y como dijo Rodolfo Walsh: “Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente.El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad”.



jueves, 23 de mayo de 2013

LOS BUITRES DE ADENTRO

En los últimos días salió a la superficie una noticia de gran importancia para comprender quién es quién en la efervescente sociedad argentina. Y, como era de esperar, tuvo escasa -cuando no nula- trascendencia en los medios que se autodefinen como “independientes”.
Tres de los blogueros más prominentemente anti-K y convocantes al último cacerolazo, conocido como 18A, visitaron el último 22 de abril la ciudad de San Pablo, en Brasil, convocados nada más ni nada menos que por la American Task Force, la ONG neo-liberal que representa los intereses de los fondos buitre litigantes en Nueva York contra el Estado Argentino. Ellos corrieron con todos los gastos de traslado -en avión, obvio- y estadía de Yamil Santoro (fundador del ignoto Partido Liberal Libertario, hoy en las huestes de Patricia Bullrich), Luciano Burgallo (administrador del grupo de Facebook “El Cipayo”, uno de los más decididamente anti-K de la red) y Maximiliano Mai (conocido por “colarse” en la Casa Rosada con una bandera que decía “2015 va sin K #18A”), los tres activistas opositores y a quién no les pareció extraña una invitación de un grupo financiado por, entre otros, Elliot Associates, el fondo buitre de Paul Singer, fondo de 15.000 millones de dólares que litiga ante el tristemente famoso juez Griessa en contra de nuestro país.
A veces, las consignas y la pose son patéticas
Ante la trascendencia del viaje Santoro trató de justificarse diciendo que “disculpen si consideré interesante ir a conocer San Pablo invitado por alguien que quiere charlar conmigo”, como si hubiese ido a Disney invitado a charlar con el Pato Donald. Lo cierto es que los buitre querían saber “en que podían ayudar” a los blogueros caceroleros en una clara referencia a una ayuda económica para financiar sus actividades. Siguiendo la lógica de “a río revuelto ganancia de pescadores”, los buitres no escatiman recursos a la hora de ir en contra de los intereses de los países que ponen en su mira para esquilmar.
Otra vez, el hoy precandidato por Unión por Todos, trató de dar una pátina de candidez al viaje afirmando que “no conocía quienes eran los de ATEA” y que por ello “no tenía claro si el encuentro era para charlar sobre un posible financiamiento o por una cooperación con organismos pro-democracia y de defensa de los derechos humanos”.
Justamente, nada más alejado a los buitres que la democracia y los DDHH, el cándido Santoro nos quiere hacer creer que creía que lo invitaban a él y a sus amigos (luego de que los buitres desembolsaran por ello unos 5.000 dólares de gastos) a una reunión para discutir el futuro de los osos panda o el tratamiento de la basura contaminante de los parques nacionales.
Tanto Burgallo como Mai trataron de despegarse del tema atribuyendo a Santoro la organización del viaje, tratándonos de idiotas por creer que un conspicuo bloguero, conocedor de una internet que nos acerca a las narices la información global, como para ni siquiera sospechar las intenciones de la jugosa invitación.
Incluso, el creador de “El Cipayo”, trató de excusarse alegando que “fácilmente tengo diez reuniones por semana por los cacerolazos” y que “la idea era intercambiar opiniones y saber cómo nos veían desde afuera”. Nada de que fueron a buscar guita ni nada por el estilo. Ni tampoco de aceptar que sabían quiénes los habían invitado y para qué. Menos que se les ocurrió desconfiar de una reunión convocada por quienes litigan contra su propio país.
El nivel del gorilismo no es lo que era 
Hasta inclusive justificaron en parte el reclamo de los buitres al afirmar que “… es muy berreta hacerse el guapo con quienes defalteas porque no hace lo que querés”, y que “es como putear a una mina a la que invitaste a salir porque te dijo que no, si no te gustaba, no la hubieses invitado a salir, después hay que bancársela”.
A pesar de que los tres afirmaron no haber aceptado el convite, realmente creo tener el derecho a desconfiar de este tipo de gente. O son muy idiotas, o muy corruptos, y el país (y su gente, entre ellos los que arrean a los cacerolazos) les importa un pito mientras alguien rellene un poco sus bolsillos. Mintieron antes cuando afirmaron ser ciudadanos independientes sin intereses políticos (lo criticable es la mentira pues no me parecería mal que dijeran que son militantes), dando un mensaje a la sociedad en línea con los medios de que la militancia política es algo sucio y mienten también ahora. Me rehuso a comprar el cuento que nos quieren vender de su amor por la democracia y la república. Es como el lobo cuidando a las ovejas.

Kirchner soñó con que “florezcan mil flores” pero tenemos que saber que también necesitamos jardineros que nos enseñen a reconocer las malas hierbas. Así, después no nos joden el jardín.

QUIEN ES QUIEN EN ESTE ASUNTO (Hacer click en las imágenes)





lunes, 20 de mayo de 2013

El hijo dilecto de la muerte


Murió como vivió: gris.

La muerte como era de esperar le dio el regalo de un fin tranquilo a uno de sus hijos dilectos, a uno de los que más trabajó en vida bajo su influjo, el mismo que le “ofrendó” a la parca a uno de sus propios hijos internándolo en el pabellón de oligofrénicos de la Colonia Montes de Oca a sabiendas que le estaba decretando la muerte de antemano, al que se llevó luego la vida de miles de argentinos escribiendo el capítulo más oscuro de nuestra historia…



Jorge Rafael Videla, conocido entre sus colegas como “el cadete”, era un tipo que pasaba inadvertido hasta para sus propios colegas, la mayoría de los cuales lo veía como un tipo de no muchas luces, poco jugado y cultor fanático de los reglamentos. Quizá una de las imágenes que mejor lo muestran de cuerpo entero es la que brinda la curiosa historia de la visita del entonces jefe del ejército y presidente de facto Alejandro Lanusse al Colegio Militar, a cargo de Videla. Una vez terminado el acto Lanusse pasa al retirarse delante de Videla, quien como dicen las normas le hace la venia. Para su sorpresa, al mirar por la ventana luego de despegar el helicóptero que lo transportaba, Lanusse ve que Videla continúa el saludo, por lo que le dice a su acompañante, el periodista Jorge Lozano: “¡Mire que pelotudo!¡Vamos allegar a las nubes y va a seguir haciendo la venia!”.
Videla vivió sus últimos días mostrando su nula humanidad negando hasta el más mínimo arrepentimiento aún en la cercanía de la muerte, pero no se privó tampoco de denunciar el abandono de los políticos y empresarios a los que sirvió con su “proceso”. Vio claramente como los militares fueron el chivo expiatorio de los poderosos, esos que lo tildaban de estadista en sus días de gloria ganada a sangre y fuego mediante las desapariciones, las torturas, los fusilamientos, y, ante todo, un plan económico que necesitaba de esa barbarie para ser llevado a cabo y conducir al pueblo argentino a la decadencia económica, social y cultural.
Criticó al actual gobierno, como el “peor” para los militares, reivindicando el indulto de Menem, y, casi sin darse cuenta, le coloca una medalla en el pecho a la gestión kirchnerista. Nada mejor al proceso de afirmación de los derechos humanos encarado por Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández que la desaprobación del ex dictador.
Junto a otro reciente fallecido, José Alfredo Martínez de Hoz, sabían que no bastaba reprimir sino que había que destruir la estructura social de la que provenía el poder de las organizaciones sociales: sindicatos, delegados de base, universidades, colegios, organizaciones de apoyo religiosas, hasta empresas que no compartían su modelo de país. Todos eran sospechosos aunque no fueran opositores si no se movían al compás de la represión. Aún quienes transitaran por la tibieza o la imparcialidad eran considerados “enemigos”. Tal era el grado de miedo y barbarie que llevaron al país entonces. Y que aún hoy muchos conservan.
¿Cómo es posible que un gobernante se arrogue el derecho de miles de argentinos muertos? ¿Cómo un ser humano puede hacer algo tan siniestro?
Simplemente fue el dirigente fundador del miedo en la Argentina. Hoy mismo al hablar del tema en un espacio público se bajan las miradas y se habla del tema en voz baja. Mejor es mantenerse callado, no sea cosa que el cuco vuelva y pasemos a formar parte de una nueva lista. Porque fuimos muchos quienes tenemos conocidos, parientes, amigos que sufrieron la cárcel, la tortura o la muerte por el mero hecho de “pensar diferente”. Su único legado es la secuela de miedo que dejaron en la sociedad.


Y también hay que admitir que llegamos a Videla porque éramos (¿somos?) un país autoritario y de derecha. Se llegó a él porque antes existieron antecedentes políticos que lo gestaron y por qué gran parte de la sociedad estaba cómoda y creía que esa derecha le reservaba su lugar en el banquete. Lo que no supo ver era cual era ese lugar… y luego, con la manzana en la boca ya puesta, fue tarde.
Videla fue y es sinónimo de muerte, pobreza, evasión, miedo, fuga de capitales, egoísmo,  desindustrialización, mentira, destrucción de la educación… de un país y de su gente.
Los mismos grupos económicos que lo ensalzaron, lo entronizaron llevándolo al poder, luego le dieron la espalda (cosa que sabían de antemano que iba a suceder ya que lo habían hecho a lo largo de toda la historia argentina) sin hacerse cargo de sus responsabilidades. Ya no están las multinacionales como Mercedes Benz, Ford, Techint, Fiat, Bank of America y muchas otras para alabarlo, y hoy le dan la espalda en silencio. Los Mitre, los Blaquier, Herrera de Noble, los Macri, Magnetto, Mirtha Legrand, Blank, los Pescarmona, Morales Solá, Grondona, los Fortabat, los Rocca, hoy critican tibiamente al proceso que Videla encabezó a su servicio y en seguida hablan de dar vuelta la página en busca de que la sociedad también olvide su participación en el genocidio. El mismo genocidio que utilizaron como modo de enriquecerse escandalosamente, muchas veces a costa de la persecución y la muerte de sus propios empleados, y otras, a través del desastre económico y social de millones de argentinos que lo padecieron. Ellos fueron los abanderados del plan que EEUU pergueñó para exportar el neoliberalismo que hoy les explota en la cara a sus propias sociedades y cuyas secuelas se siguen pagando en gran parte del mundo con miseria, desocupación y decadencia social.
Los medios de comunicación como Clarín, Perfil, Atlántida y La Nación, buscan el olvido de su pasado procesista y se desentienden de la dictadura y de Videla. 
Clarín, fiel a su historia de gatopardismo, habla del “dictador que usurpó el gobierno”, queriendo dejar en el olvido su historia de apoyo al régimen que le valió el comienzo de su fabuloso imperio mediático en la Argentina. Su otro socio en el robo de Papel Prensa a sus legítimos dueños (que por ello sufrieron cárcel, tortura y desapariciones), La Nación,  más coherente con su mandato de la derecha conservadora, habla de “dictadura” pero ahorra la firma de cualquiera de sus editorialistas. Perfil y Atlántida hace rato que se desentendieron de su pasado apoyo en busca de olvido social.
Solo dieciocho fueron las necrológicas que en La Nación se acordaron de Videla. Algunas son personales y nada hay para decir sobre el dolor familiar o de cercanía, lógico y respetable ante cualquier deceso. Otras le endilgan un grado militar del que el dictador carece ya que le fue retirado por las instituciones de la democracia. Solo unos pocos dinosaurios tratan de volver a un pasado nefasto reivindicando la “guerra interna contra el terrorismo subversivo apátrida”.
Mientras tanto, y fiel a su trayectoria, poco antes de morir Videla llamó a levantarse contra el gobierno electo, a un nuevo golpe de estado contra la democracia que por culpa de gente como él nos costó la vida de treinta mil argentinos para llegar a alcanzarla, de vivir en ella.
Que Videla descanse en paz, pero que su recuerdo nos sirva para no volver a cometer los mismos errores que en el pasado. Nunca más.

IMAGENES PARA NO OLVIDAR (hacer click sobre la imagen para agrandar)








EL MEJOR RESUMEN DEL LEGADO DE VIDELA

Carta abierta a la Junta Militar
por Rodolfo Walsh


1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivtas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.

   2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.

   3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos.3
Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.4
El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.

   4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.5
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron.6
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces dc atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.8
La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.9
La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.
   A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal".10

   5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar11, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.13
Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización".
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar "el país", han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.

 6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos".14
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de los corruptos".
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideologia que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.

Rodolfo Walsh. - C.I. 2845022 
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.




1 Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de "liberados" que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.
2 El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: "Picana en Ios brazos, las manos, los muslos, cerca de Ia boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba".
3 "Cadena Informativa", mensaje Nro. 4, febrero de 1977.
4 Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este úItimo había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga".
5 En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios. 100. Total: 4.000.
6 Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias.
7 "Programa" dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.
8 El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por "La Opinión" el 3-10-76 admitió que "el terrorismo de derecha no es tal" sino "un anticuerpo".
9 El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de "simular" su secuestro.
10 Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según "La Razón" del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.
11 Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.
12 Diario "Clarín".
13 Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.
14 Prensa Libre, 16-12-76.



sábado, 18 de mayo de 2013

Inflación y dólar o la maldición argentina


Si repasamos nuestra historia económica desde los inicios del peronismo hacia la actualidad vamos a encontrar un fenómeno que fue tomando relevancia con el correr de los gobiernos, ya sean estos de corte institucional o de factos: la inflación.
Según el economista Rubén Lo Vuolo “la moneda es, en cierto modo,  una deuda original del Estado con sus ciudadanos”, quienes dejan que la autoridad que rige los destinos de la Nación construyan así un sistema que permita saldar deudas y créditos de manera recíproca, de la misma forma que los impuestos son de cierta manera “el crédito original”.
Contra las visiones ortodoxas y crudamente monetaristas la moneda no representa para los pueblos una simple formula de índole macroeconómica sino que es en cierta medida, el símbolo más cabal de la delegación de los ciudadanos al Estado de la responsabilidad de crear un orden económico y social, basado en una relación de confianza donde los gobernados eligen creer o dejar de hacerlo en ese papel pintado que gobierna su vida diaria y del que por su posesión (y valor) o no, depende su escalafón social dentro del país. Una relación como la de los amigos o los esposos, que creen sobremanera en su mujer a pesar que todo el barrio comenta que lo engaña, o se pelea con su mejor amigo por un chisme sin importancia a pesar de haberle dado sobradas muestras de lealtad en el pasado. Se cree o no se cree. Se confía o no. Es, como la política en muchos casos, el resultado último de una relación de confianza, que se apoya en el reconocimiento colectivo de la sociedad.
Así observamos, como en reiteradas oportunidades, los grupos financieros especuladores (nacionales o internacionales) en consonancia con algunos empresarios (los que se beneficien, según el caso)  y medios concentrados de comunicación que responden a sus intereses (que muchas veces son los mismos que los propios), arman campañas de derrumbe (en estos días) o fortalecimiento (la convertibilidad menemista) de la moneda.
Cualquier estudiante de los primeros años de economía o cualquier ciudadano medianamente instruido e informado, podía darse cuenta que el régimen de convertibilidad sostenido en una moneda con una paridad al dólar inventada de manera artificial y sostenida mediante la toma de deuda de manera indiscriminada e interminable, iba terminar en una tragedia que se agigantaba cuanto más tiempo fuese sostenida. Sin embargo, la sociedad se aferró a ella como una (falsa) bandera de “estabilidad” a niveles suicidas. La pobreza aumentó como nunca, la clase media se redujo drásticamente y los mismos de siempre se beneficiaron con la posterior e inevitable devaluación que empobrecía aún más a los que ya estaban empobrecidos y enriquecía vía pesificación de deudas a los que ya habían sido indisimuladamente beneficiados. Hasta un presidente fue votado en pleno declive económico aferrándose (e inmolándose) al sueño convertible. Aún hoy escuchamos a mucha gente suspirar por los años de la convertibilidad donde un peso valía mágicamente un dólar vaya a saber cómo, sin percatarse que fue el verdadero origen de sus padecimientos futuros.
Y de la misma manera, hoy asistimos al espectáculo especulativo que inventa al dólar blue (basándose en un inexistente mercado si observamos el volumen de negocios que lo genera con respecto al resto de la economía) con la finalidad de forzar, mediante la credulidad y presión popular, a una devaluación que sería catastrófica luego de una década de constante crecimiento económico y de ascendente desarrollo social.

El cuco de la inflación.

Durante décadas a partir de la Segunda Guerra Mundial  Europa y EEUU financiaron sus modelos de desarrollo y amplia ascendencia social mediante la inflación, obteniendo con ello un crédito permanente que le permitía realizar inversiones de infraestructura y formar el estado de bienestar, hasta ya entrada la década del 70, con la llegada de la crisis del petróleo.
Nadie deja de reparar que si la inflación sobrepasa ciertos niveles, puede afectar el crecimiento de un país. Pero la realidad empírica, indica que nadie tiene la receta justa para calcular esos umbrales, que varían según las características de cada modelo económico y cada país y su idiosincrasia.
La cruda realidad de los números históricos nos muestra esta faceta en Argentina. Nuestro país creció ininterrumpidamente como nunca lo había hecho en su historia en la era kirchnerista, a un ritmo promedio del 7% anual, distinguiéndose como el país de Latinoamérica que más creció en el decenio. Si dejamos de lado este ejemplo y nos remontamos a nuestro pasado, observamos que después de esta época que transitamos, el momento de mayor crecimiento en el país fue entre 1964 y 1974, con una inflación anual media del 30%. Y nos fue mucho mejor que en el período 1992-2001, donde ostentamos un crecimiento promedio del 2,7% anual… con un desempleo que pasaba del 6,6% al 19%.
En la economía, los tres pilares fundamentales son el crecimiento, el empleo y la inflación, pero no deben menospreciarse otras variables como las cuentas públicas y las del sector externo, como tampoco a la política monetaria y financiera. Y en la Argentina de hoy no puede negarse un período único de crecimiento, el empleo marcha sobre ruedas a pesar del contexto internacional desfavorable y tanto las cuentas públicas como las del comercio exterior son favorables –ambos ítems muy cuidados tanto por Néstor como por Cristina Kirchner ya desde sus épocas de gobierno en Santa Cruz-. En cuanto la política monetaria como la financiera, estuvieron siempre orientadas hacia la conservación del crecimiento para lo cual fue esencial la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y su alineamiento a la política económica, sacándolo de la órbita de la obediencia debida hacia el poder financiero. Las políticas de desendeudamiento y las nuevas obligaciones crediticias de los bancos para ser orientadas al aparato productivo caminan claramente en esa dirección.  
Todo esto nos devuelve a la indomable inflación, única variable inquieta de la economía local. Para hacer un diagnóstico lo más preciso posible hay que destacar varios factores. No se puede negar la aceleración de los precios de 2008 a la fecha, como tampoco se puede negar la desesperación de algunos sectores que buscan de cualquier forma debilitar al gobierno en épocas electorales. Tampoco que muchos “gurúes” que se pasean de canal en canal haciendo apuestas que siempre pierden pero que nunca pagan, hacen operaciones para ayudar a los fondos buitres, que pelean la continuidad de su estafa en tribunales de Nueva York. El más claro ejemplo en estos días fue el comentario de la necesidad de una devaluación de entre un 30 y un 40% que vociferó el presidente del Banco Ciudad y economista PRO, Federico Sturzenegger, asiduo hombre de consulta del FMI, el BID y el Banco de Inglaterra, y ex miembro del gabinete de Cavallo en tiempos de la debacle de aliancista. Hasta el mismo FMI “retó” al país por sus estadísticas, a pesar de tener un convenio vigente de asistencia técnica con el INDEC para elaborar un nuevo índice de medición de precios -que según se dice aparecería en 2014-. Es evidente que estos movimientos están hechos para favorecer un retorno del país al mercado internacional de capitales, que luego de ocho años extraña el mix de intereses y comisiones que la economía de un país como Argentina garantiza.
Por otra parte, hasta resulta gracioso que el propio FMI que tanto remarca “el problema de la inflación argentina”, reconozca en sus informes que todos los países productores de materias primas tienen alta inflación, debido al alza constante de los precios en alimentos y energía que empuja hacia arriba a los precios internos. Además, el nuevo fenómeno de que muchos cultivos alimenticios son utilizados para fabricar biocombustibles, hace que los precios trepen más aún. No olvidemos que hace poco explotó la primavera árabe más a raíz de hambre de pan que de libertad.
La imposición de las retenciones agropecuarias sirvió no solo para atenuar presiones inflacionarias, sino también para volcar esta renta extraordinaria a inversiones productivas y sociales. De no mediar la explosión campera y de haber sido mejor “vendida” a la población, la resolución 125 hubiera cerrado el círculo haciendo de las retenciones un instrumento aún más progresista al distinguir entre grandes y chicos de la cadena agropecuaria.
Este último ejemplo nos lleva también a la importancia de los medios de comunicación y su responsabilidad informativa. De no haber tomado posición por sus importantes intereses agropecuarios, la mayoría de la ciudadanía hubiese entendido que la 125 favorecía a los pequeños y medianos productores, mientras que el gravamen horizontal actual tiende a castigarlos a favor de los grandes jugadores del sector. Y lo mismo ocurre con la inflación, donde muchos jugadores mediáticos se encuentran en el equipo de los que quieren volver al pasado de timba financiera y a los negocios sin inversión ni riesgo.
Otros dos rasgos importantes en el proceso inflacionario argentino son la puja distributiva y la concentración productiva. Si tenemos en cuenta, por ejemplo, que solo dos empresas tienen en sus manos la producción del 70% de la leche fluida, otras dos el 84% de la de las gaseosas, tres fabrican el 50% de las pastas secas que llegan a nuestras mesas, y solo una el 90% de la chapa laminada producida en estas latitudes, podemos ver claramente la magnitud de un problema histórico que se agudizó aún más en tiempos de la convertibilidad. Podríamos dar ejemplos de concentración casi en cualquier rubro industrial del país.
Cuando por el beneficio del crecimiento económico aumenta la demanda de cualquiera de estos productos en el país, estas empresas que dominan el mercado suben sus precios, aumenten o no sus costos con el único fin de aumentar sus ganancias, a veces a niveles que podrían catalogarse de indecentes. La gran mentira de los economistas ortodoxos ata inflación y salario, en una clara mentira que no reviste el más mínimo análisis, ya que en industrias de capital intensivas la incidencia salarial es mínima. La realidad es que estos sectores concentrados se apropian de los ingresos de sus compradores, manteniendo altos los precios y fomentando algún grado de escasez. El ejemplo más claro de apropiación del dinero de los consumidores, fue en tiempos de la aparición de la AUH (Asignación Familiar por Hijo), que coincidió “casualmente” con un alza inusitada entonces de los precios de los alimentos básicos, justamente los que más consume esta franja de la población.
Mientras tanto, los “gurúes” siguen afirmando que la puja distributiva y los oligopolios -sus empleadores al fin y al cabo- son simples patrañas del gobierno y que la inflación es producto de la emisión monetaria descontrolada, el déficit fiscal y las expectativas de devaluación que genera el dólar ilegal -basta de “blue”, llamemos a las cosas por su nombre-.
Pero otra vez la realidad nos indica todo lo contrario. Con respecto al déficit, tanto en 2011 como en 2012 (antes se acumulaba un superávit de ocho años) fue muy pequeño, por lo que la oposición trataba de mostrarlo en millones de pesos y no en porcentaje del PBI: 1,7% en 2011 y 1% en 2012. Uno de los más bajos de Latinoamérica, y fácil de subsanar, ya que se incluyeron en él pagos de intereses (2%) además de gastos contracíclicos para no detener el avance de la economía ante una desaceleración. Si ponemos como ejemplo al neoliberal Banco Central Europeo, que tolera un 3% de déficit en sus países, y con más razón si tenemos en cuenta que Argentina tuvo ocho años de superávit, el pataleo es más que ridículo. Y más aún si se tiene en cuenta que dentro del PBI hay subsidios a la electricidad, el gas y el agua que suman un 5% del mismo, con lo que con solo llevarlos a la mitad (sin necesidad de hacerlo de golpe y teniendo en cuenta a la población de menores recursos), el déficit desaparecería por completo.
Y tampoco es sólido su argumento contra la causal monetaria de la inflación. La nueva Carta Orgánica del BCRA agregó a sus funciones el “pleno empleo de los recursos y el desarrollo de la economía con equidad social”, dejando de lado el viejo axioma neoliberal de que los bancos centrales solo deben velar por el valor de la moneda, sin atender los altibajos de la economía real. Por ello, la monetización de nuestra economía en relación con el producto bruto se mantuvo en el orden del 21/22%, un valor más que razonable y hasta un tanto avaro con respecto a países más bancarizados.  Y otra vez, la economía real nos mostró el lado oscuro del neoliberalismo. Mientras que en diciembre de 2012 existió una emisión “alta” con respecto al promedio, en Enero de 2013 el BCRA absorbió la mitad de la emisión del mes anterior, mientras que los precios no solo no bajaron, sino que volvieron a subir, contradiciendo uno de los mandamientos de los economistas ortodoxos.
Si seguimos nuestra ruta hacia las otras variables, el sector externo y el dólar, podemos decir que el primero cerró el 2012 con un superávit superior a los 10.000 millones de dólares y con un menor peso de la deuda externa sobre el total del PBI, lo que debería quitar presión al dólar, de no ser que la cotización “en negro” de la divisa se guía más por la especulación y la histeria de las vacaciones de las capas más adineradas de la población. Para los evasores que llevan las sabrosas utilidades que generan con sus negocios en el país a paraísos fiscales fuera del alcance de los sabuesos de la AFIP existen otros “trucos” (como el famoso “contado con liqui”), por lo que el mercado ilegal es fácil de mover y sumamente efectista. Y otra vez los adalides de la devaluación hablan de “atraso cambiario” y juran que el dólar ilegal es la cotización real, lo cual también fue rebatido en esta semana con la baja de más de $1,25 en la cotización en solo dos días a raíz del blanqueo fiscal anunciado por el gobierno.
La economía real solo refleja el interés de especuladores y exportadores a motivar una devaluación, desastrosa para el conjunto del país, pero realmente magnífica para sus billeteras egoístas.
Lo mismo hicieron con Alfonsín y hasta algunos delirantes llaman en estos días a la rebelión fiscal, la misma que nos llevó en aquel entonces a la hiperinflación. Pero entonces había un gobierno débil, un Banco Central exhausto, un FMI en su apogeo de poder y usura. En cambio hoy, contamos con un gobierno que se hace fuerte en las difíciles, un Banco Central fortalecido y unido al plan económico y un FMI del que solo se tiene noticia si uno es lector de Clarín o La Nación. Gracias a Dios por ello.

Dólar, blanqueo y trinchera

Batallando más que ningún otro gobierno desde el retorno de la democracia, luego de la abrupta caída en la venta de inmuebles y un marcado descenso de la construcción que la obra pública no alcanza a cubrir, Cristina Kirchner optó por ceder parcialmente a las presiones financieras y creó así el Certificado de Depósitos para Inversión (CEDIN). La cultura del dólar primó entonces a la voluntad política de la pesificación inmobiliaria. 
Ante la falta de opciones financieras para paliar el sistema de restricción al acceso de moneda extranjera y al marcado desinterés patriótico  de los integrantes del mercado inmobiliario (a esta altura ya suena gracioso pedirles algo de eso) para transformar el funcionamiento de una operatoria que tantas alegrías especulativas les dio, se terminó avalando la dolarización. El problema mayor al que se enfrenta el Gobierno ahora, sería el contagio del hasta hoy promisorio proceso en marcha de pesificación de nuevos emprendimientos inmobiliarios.
Fuga de divisas: el deporte del empresario argentino
Todo esto se da en el marco del histórico ahorro en dólares del sector más influyente -y líquido- de la población y muchos economistas ortodoxos aconsejaban remediar el problema del dólar subiendo la tasa de interés, como en Brasil. Pero como la lógica lo indica, el Gobierno no se quiere exponer a que la suba de tasas genere un parate en la actividad económica que nos devuelva a la recesión, con la posterior aceleración exponencial de fuga de divisas que esto conlleva.
De todos modos, no se podría afirmar a ciencia cierta que este sería el panorama, ya que la fuga de capitales es una conducta constante de las clases altas argentinas, incluso hasta en momentos de tasa altas en moneda local.
Tanto en épocas de inflación (con Alfonsín, principios de Menem, o desde el 2008 a la actualidad) como en épocas donde no existía o era marginal (en la convertibilidad o durante una parte del gobierno de Néstor Kirchner),  con mayor o menor grado de expansión monetaria, con buenas o malas relaciones (incentivos, en realidad) con el poder financiero, en nuestro país la compra de dólares fue y aún es una constante. Solo se detuvo ante situaciones de desastre, donde la apreciación de la moneda en curso era muy grande y la actividad económica estaba devastada. Por lo que esta opción no se puede manejar.
En realidad, esta es una historia ya escrita hace mucho tiempo, casi cuarenta años. En épocas de desaparecidos y apertura económica, con Videla y Martínez de Hoz al frente del mostrador, a través del uso de la entonces alabada “tablita cambiaria”, se fugaron del país luego de la caída anunciada de 1978 y hasta 1982, unos 24.000 millones de dólares.
Con el fin del Austral en la era radical, salieron de las fronteras cerca de 10.000 millones más, y con el tándem Menem-Cavallo, luego del tequila, entre 1995 y 1998, se fueron 41.000 millones. El derrumbe de la convertibilidad (esa película de ciencia ficción que vivió la Argentina) con la dupla De la Rúa-Cavallo se llevó casi 29.000 millones más.
Compra de dólares, septiembre 2011
Finalmente, y en un contexto económico inmejorable, luego de la asunción de Cristina Kirchner, entre 2007 hasta hoy (salvo en el último tramo de 2009), se compraron (y la mayoría se fueron) un total de 79.000 millones de dólares. Salvo en 2011, el BCRA aportó 18.000 millones en dólares billete y la tendencia hasta imponer el nuevo régimen cambiario era de 3.000 a 4.000 millones mensuales. Solo una vez implementadas las restricciones a la compra de divisas extranjeras se pudo detener la sangría.
Y, como suelen hacer en estos casos los especuladores de siempre, presionaron a través de la creación de un circuito marginal e ilegal. La fuga, a pesar de que ya no causa pérdida de reservas al Banco Central, logró el objetivo de crear descontento en un sector de la población “educado” en décadas de especulación como forma de mantener sus ahorros. Esto genero el dólar negro que presiona sobre el tipo de cambio oficial, buscando una devaluación donde reaparezcan nuevamente los ganadores de siempre (y los afectados de siempre).
El blanqueo de capitales que propuso el Poder Ejecutivo, busca meter una cuña a esta dinámica. 
Es obvio que la medida es cuestionable desde un punto de vista “moral” al premiar a evasores históricos. Y más curioso aún, la medida va dirigida a los que más resisten a este modelo y a este gobierno, lo que genera una incógnita de cuál va a ser su proceder.  No se sabe aún si la balanza se va a inclinar por el rechazo político o la conveniencia económica del blanqueo más atractivo conocido hasta nuestros días. Sin multas, sin acciones judiciales, una verdadera invitación a limpiar un trozo de carbón.
El asunto hasta saber que sucederá pasa por juzgar lo más lógicamente posible esta acción de gobierno. Y para ello, hay que tener en cuenta que la política -y por ende la economía- es un juego de suma y resta, de elegir quien gana y quien pierde, de que muchas veces haya que tragar sapos para llegar al premio mayor. Y el precio mayor es una sociedad más igualitaria, más próspera, más justa. Y el precedente moral que esta medida genera no es de seguro la mejor forma para llegar a destino. Pero también hay que sopesar que el gobierno, en el otro plato de la balanza, tenía la opción de la devaluación, que de seguro no constituye una opción redistributiva. Y por ella juegan las fichas muchos popes empresariales y agrarios posicionados en el mercado exportador.
Y el gobierno optó entonces por dejar la batalla de la pesificación del mercado inmobiliario para mejores tiempos donde sus armas sean más efectivas, premiando sin desearlo a dolarizadores y evasores que no lo merecen, pero negándose -como dijo Cristina Kirchner por cadena nacional- a una devaluación que sería devastadora para la actividad del mercado interno y en especial para la clase trabajadora, los jubilados y los beneficiarios de planes sociales.
En pocas palabras, tomó una cucharada de jarabe tapándose la nariz y se posicionó junto a quienes están involucrados con la dinámica del mercado interno, ante las presiones devaluatorias y recesivas de los exportadores, de los popes de la Rural y de grandes rentistas dolarizados. Es, ni más ni menos, una toma de posición entre dos males. Y eligió la que creyó mejor opción.
Corridas cambiarias en la era K
La misma puja de intereses sufrió Raúl Alfonsín por medio de empresarios insaciables de subsidios y promociones industriales por un lado, y una banca acreedora que presionaba para que esa masa de dinero fuese utilizada en el pago de la abultada deuda. Y esto llevó a la hiperinflación. Al principio de la era menemista, los antiguos contendientes fueron uno solo frente al negocio que se extendía ante sus ojos: el desguace y posterior venta a precio vil de los apetecibles bienes del Estado, a través de compras vía bonos de la deuda externa obtenidos por una pequeña parte de su valor nominal.
Una vez superada esta etapa, los intereses de unos y otros se volvieron a diferenciar. Los empresarios locales pugnaban por una devaluación, mientras que la banca acreedora y las multinacionales querían una total dolarización. Duhalde fue quien terció por los primeros a través de la megadevaluación de 2002.
Pero durante la era kirchnerista, ambos contendientes expresan claramente una oposición foribunda al gobierno por su negativa a “transar” con unos y otros. Los exportadores piden una nueva devaluación para disminuir sus costos en dólares y aumentar así aún más sus suculentas ganancias. Y quienes tienen una posición dominante en el mercado interno no quieren devaluar pero protestan a su vez porque no los dejan dolarizar sus ganancias.
En ambos casos están sedientos de billetes verdes: los primeros para fugar sus utilidades como hicieron históricamente en vez de reinvertirlas en el desarrollo productivo del país que les genera sus riquezas, y los segundos para enviarlas a sus casa matrices que muchas veces necesitan esos dólares para nivelar los desastrosos balances ante la crisis que sufren en sus países de origen.
Y en medio, el gobierno defendiendo los intereses de la mayoría de los argentinos, aunque a muchos no le interese, no lo sepan, o no lo quieran saber. Tratando de que los primeros no fuguen más divisas y que los segundos reinviertan en el país la mayor parte posible de las utilidades que Argentina les genera.


FUENTES:

·         Diario Página 12.
·         Diario Tiempo Argentino.
·         Libro “La fuga de divisas en Argentina”, de Eduardo Basualdo y Matías Kulfas.
·         Informe de “Evolución del Mercado Único y Libre de Cambio”, BCRA, 2011.